«Macaya apunta la mirada hacia el lado oscuro de la visión: hacia lo que no podemos (o no queremos) ver, el fondo desconocido hacia el que se vuelven sus personajes cuando nos dan la espalda. Se diría que, como sus referentes pictóricos más conspicuos, los lienzos de Miguel Macaya recuperan para la nobleza del óleo lo que sólo el óleo puede representar: la noche profunda, el negro infinito, la referencia ciega de allí de donde proceden todas las preguntas que el arte hecho de luz y color apenas puede responder».