La pintura de Ramon Moscardó se caracteriza por el vitalismo de sus escenas y su ánimo optimista y lúdico. Se centra en el lado más amable de la vida urbana, retratando la actividad de algunas de las principales avenidas y plazas de Barcelona, Praga o París, la luz mediterránea de las playas de Cadaqués, o el alegre bullicio del interior de bares, comercios y restaurantes, siempre consiguiendo una complejidad del color y la luz tanto en atmosferas de día como de noche. En sus obras destaca el uso de colores vivos y luminosos, especialmente sus azules y morados, aplicados con una pincelada expresiva.
Cuando pinta interiores, las figuras adquieren un papel protagonista; además, a menudo establece diálogos sutiles entre los personajes, que se expresan a través de las miradas y los gestos.
Ramon Moscardó expone en Barcelona, en Estados Unidos, Hong Kong y las principales capitales europeas. Su obra se puede ver en importantes colecciones privadas y públicas.